Entre Avellanas al sur y Playa Langosta al norte, hay una playa menos conocida: Playa Róbalo. Esta playa colinda con Hacienda Pinilla así que una simple caminata hace posible su acceso desde cualquier lado de la playa, incluso desde dentro de la misma Hacienda.

Playa Róbalo. Una playa salida de un cuento.

La historia de playa Robalo es como una historia de Hemingway (el de El viejo y el mar) que Hemingway nunca escribió. Lleva el nombre de un pez, lo cual no es de extrañarse. Su nombre refleja una etapa de la vida de Tamarindo que aún muchos recuerdan, no sólo los mayores. Me refiero a la época del pueblito de pescadores artesanales cuyos abuelos no podrían creer sus ojos pero que sin embargo hoy esos hijos de pescadores recuerdan desde sus propias memorias los tiempos cuando el pueblo era una criatura de meses, tranquilo y somnoliento como el que sí soñó Hemingway (el mismo que inventó el mojito cubano en un bar de la Habana). El Robalo es una especie muy preciada para la venta y el consumo y que junto con el pargo formó y forma el dúo marino predilecto de la zona. Extraño es que no haya una playa llamada Pargo. Se dice snook en inglés, por si acaso. Por favor no olvide la caña de pescar y la colección de sus mejores anzuelos.

Centropomus undecimalis. El róbalo le da el nombre a esta playa

Playa Robalo es una base de operaciones tranquila, un sueño de viajes familiares épicos a pocos minutos de Tamarindo y Playa Grande, bien conocidos como lugares para emociones más fuertes. Aquí en Robalo tenemos el pronto extinto privilegio de tener una playa para nosotros solitos.

Le aconsejamos preparar su estadía, las opciones no escasean. Casa de Playa y Casa Jardines en Residencial Las Golondrinas son dos de las opciones que en más confiamos para esta aventura.

Venga con su familia o su novia o sus mejores 20 amigos o todos juntos y olvídese del resto del mundo por un rato. En Coastal Property Management nos encargamos de lo demás.